Adicción al móvil. Primer centro para adolescentes.

Así de contundente es la realidad que nos rodea. Queda inaugurado el primer centro de atención a adolescentes con adicción al móvil.

Ante esta situación se plantea una doble cuestión, en primer lugar la cuestión básica es como hemos podido llegar a esta situación y en segundo lugar que podemos hacer para revertirlo.

¿Qué respuesta podemos encontrar a esta situación?

Las respuestas no son fáciles de encontrar.  La adicción al móvil es un fenómeno muy complejo y difícil de enfocar.

Se ha llegado a la situación que se ha llegado, más que nada por el mero hecho de haber asumido sin reflexión alguna que todo lo que se nos vendía era maravilloso.

Se ha instaurado un “modus operandi” en el que la necesidad de tener lo ultimo instalado en el celular se convierte en necesidad inmediata que como tal se ha de satisfacer al instante.

Ello unido al poder adictivo sobre determinadas áreas cerebrales , relacionadas con el mecanismo de recompensa y que por ello da lugar a todo tipo de trastornos de tipo ansioso-dependiente.

En mi modesta opinión como psicólogo diría que vivo en una sociedad imbuida en una pandemia y con un claro poder patologizante sobre el individuo sano, en el que la enfermedad, por motivo políticos y  económicos, se torna en normalidad.

¿Qué tipo de comportamientos indican esta adicción?

Pues básicamente una total y absoluta dependencia del celular que cursa con estados de animo depresivos y graves trastornos de ansiedad en caso de separación o perdida del mismo, el sujeto se torna total y absolutamente adicto al mismo.

El problema además se “contagia” a todos aquellos de los que se rodean, es decir familiares y amigos, con los que, paulatina y progresivamente, empiezan a perder el contacto y aislarse en su mundo virtual.

¿Qué podemos hacer desde nuestra paternidad responsable?

Pues una cosa y con claridad meridiana. Recuperar el mas que perdido “principio de autoridad” es decir dejar sentado y de manera clara y concisa quien ostenta el poder en el domicilio.

Ello implica qué y cuando se permite el uso del móvil y para que finalidad, sino se recupera el principio de autoridad NO hay absolutamente nada que hacer y menos en los casos en los que el adolescente es ya adicto a la sustancia.

Así pues la labor como padres implica responsabilizarse de este tipo de comportamientos y dejar claro desde un principio que el móvil se usará en el domicilio familiar según un conjunto de normas y reglas previamente establecidas.